Para estudiar la expansión musulmana en la Península Ibérica, en 2º de ESO, hemos utilizado la rutina de pensamiento "El semáforo", aplicada a dos textos, una versión cristiana y otra musulmana, de la Batalla de Covadonga, concretamente:
La Batalla de Covadonga
(versión cristiana)
“Pelayo se dirigió hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un monte llamado Aseuva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva que sabía era segura. Desde ella, envió mensajeros a todos los astures, que se congregaron en una junta y lo eligieron príncipe.
Pelayo estaba con sus compañeros en el monte de Aseuva y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva […]. Alqama, el dirigente musulmán, mandó entonces comenzar el combate y los soldados tomaron las armas. Se levantaron las catapultas, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de las catapultas y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los musulmanes. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los musulmanes; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su ejército, y allí mismo fue, al punto, muerto Alqama y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron 124000 caldeos, y los 63.000 restantes subieron a la cumbre del monte Aseuva y, por un lugar llamado Amuesta, descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon de la venganza del Señor.”
Crónica de Alfonso III de Asturias
La Batalla de Covadonga
(versión musulmana)
“Dice Isa ben Ahmand al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta llegar a Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugió el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Ya no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo: «Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?» En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fáfila. El reinado de Pelayo duró diecinueve años y el de su hijo dos. Después de ambos, reinó Alfonso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes les habían tomado.”
Del Nafh al-Tib de Al-Maqqari
Se han formado parejas, y uno ha trabajado con la versión cristiana y otro con la musulmana. Tras una primera lectura, tenían que extraer aspectos veraces, puntos que nos hagan sospechar de su veracidad, y aspectos claramente falsos. A continuación, se intercambiaban los textos, y reflexionaban sobre la nueva fuente. Para terminar, ponían sus conclusiones en común y las exponían ante la clase.
Para terminar, se han expuesto sus conclusiones sobre un mural: